La Laura de la Santisima Trinidad y San Sergio

“...Erase una vez, San Sergio estaba rezando para que el Señor hiciera a los hermanos del monasterio más firmes en la lucha contra las tentaciones. Ya se habían puesto altas horas de la noche. Súbitamente, el Santo oyó una voz que le llamaba: “ Sergio!” El Reverendo se extrañó de tal llamada muy impropia para esas horas y abrió la ventanilla. Ante sus ojos se presentó una visión milagrosa: una luz insólita apareció del cielo: así que todas las tinieblas nocturnas se dispersaron por completo. La voz volvió a sonar: “ Sergio! Estás implorando a por tus hijos espirituales y el Señor ha aceptado tu oración. Mira y verás un sinnúmero de monjes que se habrán reunido en el nombre de la Santísima Trinidad bajo tu dirección”. El Santo vió un bando de aves descender sobre el monasterio. De nuevo se oyó la voz diciendo: “Así aumentará el número de tus alumnos y después de tí no disminuirá si siguen su camino en pos tuyo.”

     

Cediendo a los ruegos implacables de los frailes, San Sergio se hizo el padre superior del monasterio. Sin embargo, a pesar de ejercer este cargo, verdaderamente digno, el Santo no lo cambió por su vida rigurosa. Epithanio el Sabio, alumno y hagiógrafo de San Sergio, nos cuenta que el Santo según la palabra de Cristo servía a todos sin pereza como “un esclavo adquirido”. Tres o cuatro celdas montó para monjes por su cuenta, molía cereales, hacía panes, de un manantial a dos kms. del monasterio llevaba agua a cada uno de los frailes. Trabajando así él mismo, San Sergio a la vez cultivaba en el corazón de los frailes un amor, amor al trabajo, parte esencial de la vida monacal. Siendo un ejemplo espectacular, el Reverendo les enseñaba a todos las formas genuinas de humildad y paciencia.

Con sus santas oraciones Sergio hacía milagros lo que difundió su fama en toda Rusia. Eso fue el porqué se le venían los peregrinos u otra gente paciente buscando un alivio. Mientras estaba vivo ya le consideraban santo.

El monasterio que al inicio sólamente contaba con doce monjes en la época posterior aumentó su número, aceptando más y más seguidores del Santo. A eso de 70 de sus alumnos están canonizados por la Iglesia. Eso sí que ellos también fueron fundadores de numerosos monasterios, aproximadamente 50, en la parte central y noreste de Rusia. Esos centros religiosos fueron núcleos de la formación tanto laica como espiritual.

 

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